El agua es el componente más abundante de la tierra, y en función de sus propiedades fisicoquímicas se pueden encontrar diferentes usos, entre los cuales se encuentra su uso para fines decorativos. En la cultura del Feng Shui, el agua representa la transmisión de energía positiva, ya que se considera un elemento purificador. Esa visión del agua, transmitida a otras culturas es la que da origen a las fuentes ornamentales, cuya aparición se remonta a las primeras civilizaciones.
En la actualidad, constantemente encontramos fuentes ornamentales como elementos decorativos en las ciudades. Su uso, aporta dinamismo y energía al entorno, sin embargo, son una gran fuente de infecciones si no se cuidan de forma correcta, por esa razón, las empresas suministradoras de agua se encuentran en la obligación de buscar equipos que faciliten a los pueblos el cumplimiento de la legislación.
Calafell, San Pere de Ribes, Vilanova, Salou y Barcelona, son algunos de los pueblos situados en la costa catalana, que ya trabajan conjuntamente con HANNA para el cuidado de sus fuentes y, dar vida de forma segura a sus calles. En este post en concreto, desarrollaremos la problemática que tenían con la fuente ornamental de Calafell y la solución que ofrecimos desde HANNA.
¿Pero, por qué acudieron a HANNA?
Actualmente, no existe fuente ornamental que, por si sola, se libre de la proliferación de microorganismos. Para evitar cualquier infección, es necesario llevar a cabo un mantenimiento continuo y control constante de la temperatura, los niveles de pH y así saber en todo momento el rango de desinfección de cada fuente.
¿Cómo consiguió HANNA solucionar el problema?
En este caso, lo conseguimos mediante la medida con la sonda digital de pH y REDOX HI1036-1802, para actuar sobre la dosificación de ácido y de cloro líquido. HANNA fue capaz de ofrecer esa tecnología de forma conjunta a través de la instalación del controlador BL122, que además permite el telecontrol de los parámetros que mide la sonda multiparamétrica que utiliza, y eso era justamente lo que quería nuestro cliente. Un único equipo que permitiera desinfectar a la vez que controlar en todo momento cada parámetro, con el objetivo además de llevar a cabo registros continuos del mantenimiento.
Para facilitarles el trabajo, nos trasladamos hasta allí para instalar el controlador, realizar su puesta en marcha y dejar todo preparado para que el equipo enviara las alarmas y avisos de forma inmediata siempre que sobrepasara el valor marcado por el propio cliente, tanto de pH, redox o temperatura.
Esta alerta le llegaría de una manera muy sencilla, enviando un mensaje al correo móvil de la persona encargada del mantenimiento para que ella así, pudiera estar siempre al tanto de la situación del agua de la fuente y atender cada necesidad de forma inmediata, siempre que fuera preciso.
En un primer momento, hizo falta una acidificación del medio para reducir el pH de 8.3 del agua de la fuente a 7.3, ya que si no, los valores de pH antes de la dosificación, hubieran hecho que el cloro liquido no fuera lo eficiente que debería, con el consecuente gasto extra de cloro líquido, y desinfección poco eficiente de la fuente.
Una vez conseguido ese punto, se llevó a cabo la dosificación de hipoclorito (cloro líquido) para obtener unos valores de desinfección de redox de 750 mV, contrastado a su vez con el fotómetro de cloro libre a un valor de 2 ppm para asegurar una desinfección continua.
Con la monitorización, además, se consiguió ese plus de control, seguimiento y mantenimiento que otros equipos no son capaces de proporcionar.
Electrodo 3 en 1
El electrodo digital HI1036-1802 mide tanto pH, REDOX como temperatura. Está fabricado con electrolito sólido que alarga su vida (3 años o más en función del uso). Además, dispone de “Matching Pin” o “toma de tierra” para eliminar corrientes parasitas o campos magnéticos que habitualmente alteran las medidas de las sondas estándar de pH y REDOX.
Posteriormente la sonda convierte estas medidas a una señal digital para eliminar el ruido y electricidad estática, con lo que es posible instalar electrodos de hasta 20 metros sin pérdidas de señal.
Finalmente, dispone de una característica muy importante también: el sensor de pH está diseñado para producir valores en mV cercanos a pH 4 en caso de que deje de funcionar (no solo a pH 7 como es típico en los sensores de pH). Eso hace que, en caso de posible avería de electrodo, a pH 4 las alarmas salten y las bombas dejen de dosificar.
Un electrodo industrial único que asegura fiabilidad de la medida y reducción de consumo de producto químico, mantenimiento y frecuencia de calibración.
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