Turbidez, cloro y pH indicadores válidos de salubridad del agua

Los últimos acontecimientos vividos nos han hecho si cabe más conscientes de la importante labor de las gestoras de agua tanto públicas como privadas a la hora de hacernos llegar agua potable a los grifos de nuestras casas e industrias.

Contar con datos objetivos que nos ayuden a detectar un posible problema de salubridad del agua de forma rápida, relativamente sencilla y a tiempo para tomar decisiones resulta clave en estos momentos de incertidumbre.

Tal y como se indica en el Real Decreto 3/2023, el control del agua de consumo deberá verificar que las medidas establecidas para controlar los riesgos para la salud humana a lo largo de la cadena de suministro estén funcionando de manera efectiva y que el agua en el punto de cumplimiento sea salubre y limpia.

Dentro de los diferentes tipos de control recogidos en el Real Decreto, el control de rutina es el que puede darnos información efectiva y al alcance de todos para generar una alerta temprana sobre posibles problemas de salubridad en el agua.

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Indicadores para garantizar la potabilidad del agua

Tal y como se indica en la normativa de aguas de consumo, consta de tres parámetros esenciales: turbidez, cloro libre residual y pH, además del examen organoléptico. Lo señalado por estos parámetros indicadores habrá que confirmarlo con un análisis físico químico y microbiológico más completo para garantizar la potabilidad del agua.

Turbidez

La turbidez indica la capacidad que tiene el agua en dispersar la luz y absorberla, en vez de transmitirla. Esta dispersión proviene principalmente de los sólidos que se encuentran suspendidos en el agua y que a su vez pueden contribuir a la contaminación al portar metales pesados y otros compuestos orgánicos tóxicos. A mayores valores de turbidez, mayor cantidad de partículas en suspensión, de modo que mayor es la cantidad de luz dispersada. Esta propiedad hace que sea uno de los parámetros más importantes para determinar la calidad de un agua potable y la capacidad efectiva de desinfección.

Con el fin de que los tratamientos de desinfección sean efectivos, tiene que existir un contacto directo entre el agente desinfectante y el microorganismo. Algunas partículas que generan turbidez pueden a su vez crear complejos partícula-microorganismo en los que este queda adsorbido y, por tanto, protegido en mayor o menor medida frente a los tratamientos de desinfección.

El control de la turbidez mediante turbidímetros portátiles o en línea pueden aportar un dato de alto interés en el punto de uso, debiendo estar comprendido entre 0 y 4.0 UNF en red.

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Cloro libre residual

Es por todos conocida la efectividad de la desinfección en base a productos clorados que liberan o generan cloro activo. Por ello, a la gran mayoría del agua que llega por nuestras redes de distribución, se le ha aplicado un tratamiento de desinfección por cloración.

Otra de las ventajas de este sistema, es que tiene acción residual y resulta fácil de determinar o analizar. La forma de conocer si la cloración ha sido efectiva y el agua conserva suficiente poder desinfectante, es la determinación del cloro libre residual o activo mediante el método estandarizado DPD.

Este análisis se puede hacer en el punto de cumplimiento con fotómetro portátil o instalando directamente un control en continuo en tubería o depósito. Un valor entre 0.2mg/L – 1mg/L en todos los puntos de la red de distribución nos garantiza una correcta desinfección.

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pH

El cloro disuelto en el agua se encuentra principalmente en forma de ácido hipocloroso e ión hipoclorito. Ambas formas están en equilibrio, pero la capacidad desinfectante del ácido hipocloroso (también llamado cloro activo) es bastante mayor que la del ión hipoclorito.

Teniendo en cuenta que la forma desinfectante es el ácido hipocloroso, a pH = 7,0 aproximadamente el 75 % del cloro libre está en forma de ácido hipocloroso, con un buen efecto de desinfección, mientras que a pH = 8,0 solamente el 20% del cloro libre está en forma de ácido hipocloroso, con una desinfección muy reducida.

Es por ello, que se recomienda mantener el pH del agua entre valores de 6.5-9.5 buscando una mayor efectividad del tratamiento de desinfección.

El sistema de medición electroquímico con sonda es el más extendido por su sencillez y adaptabilidad tanto en controles portátiles con equipos de bolsillo impermeables, como con sensores de control en continuo.

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El equilibrio entre los tres parámetros descritos es el que nos indica realmente un buen tratamiento, es por ello, que la normativa indica que con el fin de garantizar la eficacia de la desinfección se recomienda que durante 30 minutos se mantengan unos niveles de cloro libre residual de al menos 0.5mg/L con un pH inferior a 8.0 y como máximo una turbidez de 1 UNF.

Cabe mencionar que, en este resumen de parámetros de autocontrol, no se contemplan posibles contaminantes químicos que podrían también estar presentes en el agua en situaciones de emergencia.

HANNA instruments, desarrolla soluciones para el control de la desinfección en las diferentes fases del proceso de generación de agua de consumo, desde su captación pasando por toda la red de distribución. Nos ponemos a disposición de los operadores de gestión del agua con todos nuestros recursos para poder acompañar a garantizar la calidad del agua en las zonas afectadas por la DANA.

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